Hemos vivido una época denominada “sociedad del bienestar”. Sus inicios se remontan a la década de los 70, con el florecimiento de la mediana empresa, hoy conocidas como “PYMES” y antiguamente: “en ca Juan”, “en ca Carmela”, “en ca Eutanasio”, etc. No voy a entrar en detalles socioeconómicos pues hay personas más cualificada en esto menesteres; prefiero por tanto, curarme en “Salú” (como diría un “Santo”) y dejar dicho análisis para ellos.
Bueno, tengo la gran suerte que mis padres se criaron en la sociedad del “vamos a trabajar”, y dicen que el ejemplo deja marcas.
- Niño estudia, -me decían- que si no serás un ignorante toda tu vida.
Les costó lo suyo, consiguieron que estudiara y por fin me convertí, en un ignorante con estudios. Pero gracias a ese empeño paternal y maternal he conseguido ganarme “las habichuelas”. Los avances tecnológicos han conseguido una sociedad en la que se ha vivido cómodamente. La tan traída “sociedad del bienestar”.
Casi toda acción en la “Naturaleza” tiene un coste, el cuál se equilibra con los recursos que se empleen. Si la fuente de recursos es ilimitada “llámese reciclaje”, el gasto se puede considerar aceptable pues lo gastado vuelve a regenerarse y en su uso va creando riqueza.
Pero si la fuente es limitada; es decir, sólo sirve para un periodo relativamente pequeño y de difícil reciclaje, el asunto se complica. Estamos secándola y, aunque no se lo crea, llega un momento que se acaba.
Creo que en varios aspectos sociales ese momento ha llegado; nada más hay que escuchar las noticias económicas. Me está pareciendo que el “Mundo” (no me refiero al periódico de Pedro J.) está gritando: ¡Bien está, “oones”; que me estáis dejando seco! (Perdonen la vulgaridad pero no he podido resistirme en usar la palabra “seco”).
Bueno, tengo la gran suerte que mis padres se criaron en la sociedad del “vamos a trabajar”, y dicen que el ejemplo deja marcas.
- Niño estudia, -me decían- que si no serás un ignorante toda tu vida.
Les costó lo suyo, consiguieron que estudiara y por fin me convertí, en un ignorante con estudios. Pero gracias a ese empeño paternal y maternal he conseguido ganarme “las habichuelas”. Los avances tecnológicos han conseguido una sociedad en la que se ha vivido cómodamente. La tan traída “sociedad del bienestar”.
Casi toda acción en la “Naturaleza” tiene un coste, el cuál se equilibra con los recursos que se empleen. Si la fuente de recursos es ilimitada “llámese reciclaje”, el gasto se puede considerar aceptable pues lo gastado vuelve a regenerarse y en su uso va creando riqueza.
Pero si la fuente es limitada; es decir, sólo sirve para un periodo relativamente pequeño y de difícil reciclaje, el asunto se complica. Estamos secándola y, aunque no se lo crea, llega un momento que se acaba.
Creo que en varios aspectos sociales ese momento ha llegado; nada más hay que escuchar las noticias económicas. Me está pareciendo que el “Mundo” (no me refiero al periódico de Pedro J.) está gritando: ¡Bien está, “oones”; que me estáis dejando seco! (Perdonen la vulgaridad pero no he podido resistirme en usar la palabra “seco”).
En definitiva que estamos transformando la sociedad del bienestar en la del ¡bien está…!
Recomendación: Os dejo este enlace (algunos prefieren llamarlo “link”) del cortometraje en dibujos animados “¿Quién se ha llevado mi queso?”; donde podemos observar dos posturas distintas ante una situación de crisis.
Antes del relato hay un anuncio.
Fdo: Un ignorante.
FOTO: extraida del blog: "Turismo por España"
3 comentarios:
Actualmente la sociedad en la que estamos inmersos, nos hace más de una vez al día, gritar eso de ¡Bien está...!...
Ojalá fuesemos capaces de tomarnos las cosas y la vida en general, de otra manera, mucho más tranquila, con más buen rollo... ojolá...
¡Ojalá!
A mí, para conseguir eso, me queda mucho que aprender.
Pero estamos en ello.
Saludos.
JJ no te queda tanto como piensas.Ya has llegado.
Publicar un comentario