En este 2009 se cumplen 200 años del nacimiento de Charles Darwin y 150 años de su publicación “El origen de las especies”; dando lugar a “la teoría evolucionista”; aunque para algunos científicos, ha dejado de ser teoría para ser “un hecho”; o sea, algo probado según los fósiles descubiertos y otras pruebas científicas.
En un artículo sobre este bicentenario, se comentaba que en Norteamérica tenía validez a nivel universitario, pero a nivel popular se enfrentaba a la “teoría creacionista”; o sea la que recoge “el génesis” según “la Biblia”, y que ésta última tenía más adeptos que la primera. E incluso que estudiantes norteamericanos se sorprendían que estudiantes españoles hablaran abiertamente sobre Darwin y su teoría, como la cosa más natural del mundo.
Es fácil creer en la “teoría creacionista”. Vamos a ver, si para que exista un reloj, tiene que haber un relojero. Para que exista el Mundo y el Universo (que son mucho más complejos) debe existir un creador, y un creador mucho más poderoso que el Hombre.
Pero he aquí que, en el siglo XIX, aparece una nueva teoría de un tal Darwin y lo que más se comentaba es que “procedíamos del mono”.
Cuando la estudié, me dije: Que puedo hacer para comprobarlo, pues visitar un parque zoológico.
– Oiga, por favor, me puede indicar ¿dónde queda la jaula de los monos? —pregunté cortésmente.
Pero cuál sería mi sorpresa cuando el portero me contesta:
– Si no sabes volver a la jaula, para qué te escapas.
Cuando estuve ante los chimpancés y gorilas, y acordándome del comentario del portero, los observé con atención; y les confieso que habemos algunos que físicamente no tenemos nada que envidiarle a “copito de nieve”, aquel famoso gorila blanco del zoo de Barcelona. Es más empecé a dudar si yo sería el famoso “eslabón perdido de la evolución”. Pero en una respuesta lúcida me di cuenta que no; pues de haber sido cierto, ya me habrían descubierto los Americanos (se puede traducir por yankis), me habrían enjaulado y llevado por todo el mundo para hacer negocio. Que a éstos, no se les va ni una.
He leído un poquito más sobre la Evolución de las especies, y a veces interpretamos frases a la ligera (sobre todo cuando pasan a la oratoria popular). Darwin no dice que procedamos del mono, sino que el Hombre y los simios actuales procedemos de un antepasado común. Hace muchísimos años hubo una especie de la cual surgimos ambas especies, según los científicos el código genético de un chimpancés y un humano tienen en común el 99% de su material.
También leí hace tiempo que procedíamos de los reptiles. Lo que me llamó la atención es que lo publicaban como algo sorprendente y novedoso. Cualquiera que haya leído algo sobre la teoría de la Evolución, sabe, que según esta teoría, los reptiles surgieron antes que los mamíferos; o sea los mamíferos proceden de una rama evolucionada de los reptiles. De la misma forma se puede deducir que todos los seres vivos proceden de un ser unicelular, que ha ido evolucionando.
Usando un microscopio se pueden observar: amebas, paramecios… que son seres unicelulares con vida propia.
Y termino parodiando la frase de aquel siervo “yo, ni quito ni pongo rey pero sirvo a mi señor”. Pues “yo, ni quito ni pongo teoría pero sigo observando la Naturaleza”.
Fdo.: Un ignorante.
2 comentarios:
A mi parecer Pirsig acierta cuando dice: “cuando una persona sufre delírio lo llamamos locura. Cuando mucha gente sufre el mismo delírio lo llamamos religión”.
Gracias por un blog entretenido y variado.
Un saludo.
Manolo Coronil
Gracias por el comentario Sr. Anónimo, alias "Manolo Coronil". Me gusta la cita.
Aunque hace poco escuché una de Deepak Chopra que tras un razonamiento, concluye que "La Normalidad es la psicopatología de la media". ¿Cómo te has quedado? Yo de piedra la primera vez que la oí, pero tras reflexionar parece que no va desencaminado, tras escuchar la hipótesis y la lógica desarrollada.
Hay que entender el término Psicopatología como "enfermedad mental"; entra por tanto en la definición, desde la patología severa a la más leve.
Posiblemente haga una entrada. Pero es un tema que hay que tocar con mucho tacto para no herir sensibilidades, ni hacer surgir malinterpretaciones.
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