He recibido por e-mail un cuento que me gustaría compartir con ustedes:
"Había una vez, un pobre campesino chino muy sabio que trabajaba la tierra duramente con su hijo.
Un día el hijo le dijo: -¡Padre, qué desgracia! Se nos ha ido el caballo.
-¿Por qué le llamas desgracia? - respondió el padre, veremos lo que trae el tiempo...
A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo.
-¡Padre, qué suerte! - exclamó esta vez el muchacho - Nuestro caballo ha traído otro caballo.
-¿Por qué le llamas suerte? - repuso el padre - Veamos qué nos trae el tiempo.
En unos cuantos días más, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y éste, no acostumbrado al jinete, se encabritó y lo arrojó al suelo. El muchacho se quebró una pierna.
-¡Padre, qué desgracia! - exclamó ahora el muchacho -. ¡Me he quebrado la pierna!
Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció: -¿Por qué le llamas desgracia? Veamos lo que trae el tiempo!
El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, solo se quejaba en su cama.
Pocos días después, pasaron por la aldea los enviados del rey buscando jóvenes para llevárselos a la guerra.Vinieron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo.
Con el tiempo se enteró que todos esos soldados murieron en la guerra.
El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver que lo malo no era tan malo y que siempre hay algo bueno esperando."
2 comentarios:
Con esa ilusión, la de que nos deparará el futuro, vivimos muchos.
Un saludo.
Nuestro futuro se fabrica en el presente. ¿Cómo? Sería una buena entrada para reflexionar sobre el tema.
Saludos y gracias por el comentario.
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