El agente de policía detuvo en la carretera al conductor de un coche. Furioso, el hombre se bajó del coche arrancó su detector de radares, lo arrojó al suelo y brincó sobre él pisoteándolo y destrozándolo a conciencia.
– Esta basura me ha costado 500 euros ¡y no funciona! –gritó.
– No sé si funciona o no –respondió el policía–. Yo le he detenido porque a su coche le falta la matrícula trasera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario